jueves, 29 de abril de 2010

CAVILO LUEGO DE LAS NOTAS ESCOLARES DEL PRIMER PERIODO...

La entrega de logros académicos o calificaciones, como quieran llamarlo; llena de ansiedad a algunos padres y madres, que mal hemos aprendido de éste sistema, que los resultados académicos nos revelan lo bien o mal que han asimilado el conocimiento nuestros niños y niñas, que tan buen o mal comportamiento han demostrado en un periodo de tiempo que reflejado en notas, los califican y los hacen merecedores de un cuadro de honor, un regalo especial que se ha prometido por tales logros y / o en el peor de los casos, los hacen merecedores de seguir recibiendo afecto y reconocimiento de las figuras mas significativas: "papá y mamá".

Me estremezco al escribir ésto, ¡yo era una de esas madres! sin embargo, he despertado y progresivamente libre de la "zombineurosis" en la que nos adormece y enreda - a todos - este sistema donde el que produce más, el que tiene más, el que osbtenta más de títulos y/o riquezas, vale más; puedo orientar mi vida y la de quienes me rodean a otro rumbo, sin que ello signifique caos, desorden, mediocridad y ser antisocial.

Recuerdo la parábola de Anthony de Mello compartida hace poco en el blog de Psicodinámica y Humanismo sobre El Pescador Satisfecho; y sin dudarlo, confronto todos los días el valor dado a cada "cosa" aprendida hasta hoy en cada rol desempeñado.

Como hoy desearía confrontarles a ustedes, papitos, mamitas, docentes y todo el que involucrado en la "formación" de la niñez aún permite que la cuantificación le de el valor al aprendizaje de una experiencia llamese ésta escolar o académica, pues ¡hay muchas más! y sobre todo al bienestar y salud mental de nuestros hijos e hijas; que sobreviene de la vinculación afectuosa y recíproca entre los seres humanos, y no, de la ingesta de medicamentos que nos somete a vivir como zombis bien portados y bien adoctrinados para vivir en una sociedad consumista.

Al despedir a mi hija de 5 años cuando se dirige al transporte escolar para ir a su Pre escolar, prefiero decirle: "pasala rico, juega, disfruta, ríe y si puedes aprende algo nuevo y me lo cuentas cuando llegues"; les aseguro que todos los días me muestra sus avances con tal emoción y mientrás lo hace, le pregunto por sus amiguitas y amiguitos, la profe y todas las vinculaciones y relaciones vividas diariamente que son mucho más significativas para mi que los procesos de lecto escritura, matemáticas que antes me preocupaban.

Desafortundamente, a medida que crecen el sistema nos absorbe y con mi hijo de 9 años, quien posee un déficit de atención y conductas impulsivas el proceso fue diferente pero hoy en la misma sintonía, me preocupa que la pase bien mientrás aprende, que se valore mientrás aprende, que se relacione mientrás aprende, que sonría mientrás aprende, que se deleite con la música y aprenda, que corra y aprenda, practique un deporte mientras aprende, que disfrute del vivir mientrás aprende pero no siempre ese aprendizaje se refleja en notas de 7, 8, 9 y 10! Entonces, río mientrás aprendo, que la nota no es lo importante, que su esfuerzo es valioso y lo mejor, que los amo por encima de todo ello!

RECOMENDADO: ¿Qué enseña la escuela? en Heterodoxia por Juan Soto.

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